jueves, 17 de abril de 2014

El modelo educativo: articulando artículos



Destaco este artículo por varios motivos que describiré más adelante, pero cobra su real importancia cuando se lo lee con la nota que la revista Ñ pone a continuación “Revolución de la lectura en el Río de la Plata”.

El primero -en imagen adjunta- de Daniel Scarfo ¿Un modelo escolar se demuestra caduco?  (edición del 14/04/2014) plantea la visión del autor sobre las actuales circunstancias por la que atraviesa la educación en nuestro país.
Dice que el conocimiento hoy “no representa valor alguno y la asistencia a clase, no trae aparejado el desarrollo de habilidades que merezcan ser aprendidas.” Denuncia la pérdida del sentido de la educación: no merece  la pena, realizar ningún sacrificio por ella. Responsabiliza a la falta de decisiones políticas, su ausencia ha promovido una burocracia en los sistemas educativos, una apatía y desorientación sobre los importante y lo superfluo, sobre sus prioridades. Había hace muchos años una frase que sintetizaba el fenómeno.

“Tu haces cómo que aprendes y yo hago como que enseño”. El cómo si de las burocracias y la pérdida de sentido de la labor de cada uno en la diada docente alumno, aplasta las subjetividades impidiendo el aprendizaje y el placer en la tarea, tanto de unos como de otros.
 “Hacer las cosas por el solo hecho de hacerlas bien” es la frase de Richard Sennetque menciona en su libro “El Artesano”, en el que busca las raíces del placer, y la dignificación de la tarea, la que también puede ser usada para sintetizar  una organización vital y absolutamente en las antípodas de la que estamos tratado de describir.

En articulación, con la columna sobre la llegada al Río de la Plata del libro, encontramos las claves del espíritu que rodeo la construcción del sentido de la educación en nuestro país. En ella puede detectarse la transmisión de la identidad de género,  de identidad colectiva y el sentido patriótico como ejes de la comunicación. La escuela como “espacio sublime”, el libro como “objeto sagrado,” y un país que contenía estas cuestiones con visión y destino de grandeza. Era un tiempo esperanzado, con un horizonte próximo, contexto encarnado por políticas públicas que sostenían esa ilusión y un deseo compartido de crecimiento.

Esa ilusión tan frágil y delicada por cierto,  producto de la eficacia de las acciones, coherencia y consistencia de las políticas publicas, es lo que falta hoy y que revela el primer artículo.

La ilusión se degrada, en un como sí , en una ficción de cada uno y de la institución que admite la connivencia y la promueve. La organización bajo estos efectos, pierde el sentido, se rutinizan las actividades. Las personas que trabajan en ellas sobreviven  sin motivaciones ni desafíos. Desaparece la “alegría” que tan bien  describe el docente en su composición, que inicia la nota sobre la inclusión del libro en el Río de la Plata. Se trata del placer por la tarea  cuyo adjetivo es sublime, representación de la educación, el educando y el educador. Porque esa excelencia y virtud tocaba  a todos los que participaban en ella.

Lo sublime es la ilusión que seguramente se está produciendo en  Ecuador, porque esto no es historia antigua, invito a leer un tercer artículo publicado en lanacion.com, en el que comenta la revolución educativa de Correa en Ecuador. Basados en un modelo meritocrático, ofreciendo trabajo, residencia y buenos sueldos a maestros y formadores de todo el mundo, nos da una lección de política pública con vistas a un desarrollo del país, vía la educación, promoviendo en la ciudadanía la ilusión y la esperanza real.

La degradación de la organización, la perdida del sentido se debe en palabra de Bion a la incapacidad de un aprendizaje por la experiencia, la frustración que ella implica domina y eclipsa a la curiosidad, motor fundamental del conocimiento. La viveza criolla desbanca a la inteligencia. La búsqueda personal por  vía del merito,y el reconocimiento da lugar a  búsqueda de  un líder en quien depender, un salvador. Se pacta con el diablo y el sujeto pierde individualidad y sentido del estar vivo, entrega su alma al diablo, para mirarse como Narciso  en las aguas del  rio.Hay amenazas de afuera, los enemigos acechan y el discurso se vuelve mesiánico en las organizaciones
Bion describe que el grupo pierde racionalidad, no hay reconocimiento del factor tiempo ni de la realidad externa. Los problemas que requieren de la inteligencia y racionalidad de los mejores, se eternizan en un continum de tiempo y espacio. Como no se requieren las funciones yoicas de sus miembros porque se ha pactado con el diablo, no hay nada que aprender, no hay nada por resolver, no hay cambios por incluir, el desarrollo no existe como tal. Algo así como “los chicos aprenden solos y los problemas se solucionan con el tiempo. Así como en el cuento infantil, Zorro no podía reconocer su incapacidad de alcanzar las uvas, concluye para si y para el resto que “las uvas están verdes”

Si retomamos la idea de la eficacia de las políticas públicas en el desarrollo de esa ilusión, muchos autores que estudiaron el inicio del psiquismo humano, Bion pero también Winnicott, dan cuenta de esa ilusión en los inicios y su enorme poder en el desarrollo y crecimiento. Es la fuerza del amor y el enamoramiento la que nos hace sentir capaces, la necesitamos para enfrentar los desafíos y las preguntas sin respuestas, es solo ilusión no es omnipotencia, es fortaleza y firmeza.

Estoy haciendo un paralelismo entre lo fundacional de una sociedad y los inicios del psiquismo humano. La ausencia del factor tiempo, hace pensar y actuar creyendo que lo fundacional es de una vez y para siempre, así niegan el tiempo. La tarea fundacional es perpetua, diaria, constante consistente y coherente para que tenga  efectos benévolos. Es en espiral tal como la visualizó entre nosotros Pichón Rivière. Es dinámica, sus crisis y ciclos  deben ser historizados, para repensarnos como sociedad y como individuos. Renovar apuestas y pactos, haciendo frente a los desafíos de la época, valorando el aporte de cada generación. La educación argentina la que recuerda la alumna Pereda y los cuadernos hallados y estudiados por William Acree, pertenecen a la historia, en la que nos debemos reconocer para retomar la pregunta fundacional que propone Scarfo “La escuela está acabada a menos que sea atravesada por cambios fundacionales".
Para fundar hay que desear primero y trabajar después en políticas públicas que hagan realidad el deseo de una educación a la altura del nuevo mundo.




Lic. Mirta Romay
Directora


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